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El Camino de Santiago, una ruta con una grata recompensa

Uno de los viajes más populares de España, sin duda alguna, es el Camino de Santiago, que realmente no es otra cosa que un conjunto de rutas de peregrinación cristianas con origen en diferentes lugares europeos. Hay que remontarse a la época medieval para comprender su origen cuya finalidad tiene llegar a la catedral de Santiago de Compostela, donde supuestamente se encuentran los restos del Apóstol con mismo nombre.

Según datos oficiales, este destino es uno de los principales motivos de peregrinación cristiana del mundo, únicamente superado por Roma, donde se encuentra el Vaticano. Para muchos supone un reto, para otros una odisea purificadora, hay quien lo hace simplemente por la experiencia, pero nadie queda indiferente después de llegar a la catedral.

Existen muchos sitios web sobre el Camino de Santiago para quien tenga cierta curiosidad y es muy común entre YouTubers subir vídeos compartiendo su experiencia con los demás. Se pueden encontrar muchísimos ejemplos, pero a continuación dejo un ejemplo que me ha parecido simpático y representativo de tan solo una de sus rutas:

Sin lugar a dudas una experiencia reflexiva, personal y trascendental que no tiene por qué ser llevada a cabo de forma solitaria, ya que siempre se encuentran compañeros de viaje en el camino, aunque uno viaje por su cuenta.

La Credencial del Peregrino

En la antigüedad, los peregrinos podían buscar en muchos casos algún tipo de redención o, simplemente, asegurarse un lugar en el cielo tras completar la ruta de las conchas hasta la catedral. Huelga decir que, en aquellos tiempos era más peligroso y se exponían a enfermedades, robos e incluso a la muerte.

Sin embargo, actualmente muchos peregrinos cuentan con facilidades y no todos ellos se echan a andar con fines religiosos. Algunos hacen simplemente un tramo y sus motivaciones pueden ser tanto personales como espirituales. Los niveles de dificultad de las rutas no son iguales dependiendo de los tramos que se atraviesen y de la época del año, por lo que es recomendable informarse antes de lanzarse a la aventura. Conozco a muchos españoles que han caminado hacia Santiago, pero también a muchos europeos de diferentes países, para quienes el reto es mayor.

Para obtener la Credencial del Peregrino, también conocida como la Compostela o erróneamente la Compostelana, es necesario haber recorrido un mínimo de 100 km, un hito que se demuestra mediante una colección de sellos diarios. En caso de transportarte en bicicleta la distancia se aumenta hasta los 200 km. Durante los últimos 100 km de la peregrinación, sea cual sea la ruta que hayas elegido, te tendrán que sellar la Credencial del Peregrino por lo menos dos veces al día.

Aunque a priori pueda parecer mucho que un último tramo dure tantos kilómetros, me atrevería a asegurar que la mayoría de los peregrinos eligen atravesar la opción más dura. Hay que partir desde la frontera francesa, en Saint-Jean-Pied-de-Port a más de 700 km de distancia de la catedral de Santiago. Seguramente a estos peregrinos no les suponga un gran reto recorrer los últimos 100 km.

Una experiencia trascendental

Existen muchas obras artísticas al respecto, también películas, libros e historias personales que simplemente llenan el corazón de quienes son testigos de estas formas de expresión. Muchas de ellas impulsan a otras personas a iniciar la peregrinación e incluso, en algunos casos, se convierte en una ligera obsesión.

Para mucha gente supone una especie de llamada, algo inexplicable les impulsa a empezar el Camino de Santiago y generalmente la experiencia les puede llegar a cambiar la vida. Es muy común que, cuando alguien cae en este hechizo, contagie rápidamente a quienes le rodean.

En mi caso, he hecho varias veces el Camino de Santiago, la primera cuando a penas había conocido mundo y las siguientes cada vez con más viajes a mis espaldas. Si algo he aprendido es que allí donde vayas has de ser respetuoso y mimetizarte con las costumbres de cada sitio. Esto es muy sencillo en el camino, ya que los peregrinos conectan muy rápidamente entre ellos.

He de decir que, conforme he visto mundo y he crecido, el peregrinaje del Camino de Santiago se ha convertido en algo más espiritual e introspectivo para mí. Las primeras veces suponía una aventura, un reto y algo que comentar con mis amigos, pero cada vez entiendo mejor lo que significa esta travesía. Los lugares sagrados suelen inspirar a tanta gente por algo y por esa misma razón seguirán inspirando siempre a los siguientes viajeros.

Para los andantes del camino, el crecimiento personal y espiritual depende de uno mismo y de la dificultad de su viaje. Muchos piensan que, cuanto más te alejes de tu zona de confort y de tu seguridad, más crecimiento interno experimentarás.

Por supuesto, en cualquiera de los casos, aunque la experiencia suponga simplemente un viaje con amigos, la recompensa es absoluta cuando la última parada es la colosal Catedral de Santiago de Compostela. Nunca he conocido una sola persona que no admirase esa obra maestra de la arquitectura, un destino que saca las lágrimas de muchos peregrinos y completa la transformación de un viaje inolvidable.